Imagen obtenida en Internet
DE PIEL OSCURAJuana Castillo Escobar ®
A los millares de inmigrantes que cruzan el Estrecho en pateras, a los que navegan
sin rumbo en barcos fantasma, a los cientos que aguardan, exhaustos,
a las puertas de Ceuta y Melilla
Tu piel es oscura
como el chocolate.
Tu mirada busca
la forma de embarcarte
hacia un mundo que crees
que podrá ayudarte.
Vienes a este primer mundo
esperanzado, exhausto, endeudado,
pero feliz, pues te late
que en él encontrarás
la forma de huir del hambre,
de la miseria, de las plagas,
de la cárcel, de la guerra…
Y, cuando llegas,
a las idealizadas fronteras
te topas con ellas:
con muros, con espinos, alambradas,
con los afilados caninos
de gentes armadas
que te impiden el paso
que, en ocasiones,
tu vida se llevan a dentelladas.
Pierdes la vida
sin haber probado las mieles
que soñaste hallar tras la frontera.
En tu piel oscura,
de chocolate,
he visto las marcas
de los espinos,
de los azotes, de las balas,
del aciago destino
que te hizo nacer
en un lugar y unas circunstancias
que no te dejan crecer:
ni como niño, muchacho,
adulto: hombre o mujer,
ni tan siquiera puedes llegar a ser
un anciano vetusto.
Lloro con vuestro dolor.
me aflijo con vuestra aflicción.
Siento en mi piel
el rechazo que produce
el color de vuestra piel
en mis hermanos tan blancos
que temen se puedan volver
negros como la pez
si de vosotros se apiadan,
si os echan una mano,
o si os dan paso a nuestro mundo dorado.
Blancos de piel:
negros de alma.
De corazón tenebroso
que no late si no es
a la vista del brillante y dorado oro.
Blancos intolerantes
que temen perder, o compartir, sus tesoros.
Juana Castillo Escobar
Martes, 11 de Octubre de 2005