sábado, 1 de octubre de 2016

Comentario de Jerónimo CASTILLO al libro de poemas "Perlas de Luna"

Hoy hace cinco días del último lunes poético, el XXII, que celebramos el pasado día 26-09-2016 en el café de "La Llana".
Al igual que en la anterior convocatoria fui acompañada por mi libro de poemas "Perlas de Luna" del que, en esta ocasión, leí sólo dos... hablaré de esta cita poética en otra entrada porque, en este momento, lo que quiero es dejar constancia del comentario que hace el gran escritor argentino (y mejor amigo) Jerónimo Castillo de mi libro de poemas "Perlas de Luna". Dice así:  


PERLAS DE LUNA
de
Juana Castillo Escobar


Por Jerónimo Castillo
San Luis, Argentina – 2016

En las 100 páginas de “PERLAS DE LUNA”, la autora madrileña, Juana Castillo Escobar, nos ha entregado su alma en letras de molde. Se deberá dispensar esta vieja expresión que usábamos allá por el medio siglo pasado, cuando las linotipos les daban estas formas a los manuscritos que anhelosos entregábamos a la imprenta para ver cómo se transformaban en libros.
Haber tenido la fortuna que su autora nos enviara desde España este paseo literario en forma de libro, editado en febrero del 2012, que ha efectuado su viaje allende los mares en el 2015, nos transporta a un mundo de ensueño por varios motivos. Primero por tener en nuestras manos el testimonio de toda una vida contada en verso y en prosa, y en segundo lugar por lo que significa el contacto con el que hoy llamamos soporte papel: El libro impreso.
Antes cuando decíamos libro, ya sabíamos a qué nos estábamos refiriendo. Hoy, las variantes pueden ser: impresos, digitalizados en CD, o directamente subidos a un sitio cibernético. Los que amamos tener el contacto físico con la poesía, indudablemente que estamos enrolados en la primera forma conocida.
Es por ello que agrademos a Juana Castillo el acuerdo de enviarlo, con una fraternal dedicatoria, donde la responsable de la revista “Pluma y Tintero” nos manifiesta su satisfacción por el libro que le enviara, por encontrarnos, por leernos…
Ya desde la portada, que generosamente le acercó nuestra compatriota María Constanza Giuliani Casco, del exquisito prólogo que firma la poeta chubutense de Trelew, Argentina, Susana Roberts, nos percatamos que estamos ante una obra de valía, y la invitación a leerla que todo ello significa, nos lo confirma una vez que hemos cerrado el libro tras su lectura.
La autora ha dividido el libro en capítulos, y, como todo ser humano que vibra ante el sentimiento que nos acompaña desde siempre, y se comienza a manifestar en la escritura cuando iniciamos su camino, es el amor el que abre jornada en esta obra.
Pero la sola mención de la palabra amor en un poema, no significa que se haya logrado plasmar lo que en el ser humano hace estallar en su interior el sentimiento con la intensidad que cada uno puede acceder.
Es aquí donde Juana nos pone en las manos, nos pone en el corazón esa intensidad, y lo hace de tal manera, que ya dejamos de ver la forma para detenernos solamente en el contenido.
Encuentran eco sus palabras en las cosas sencillas, pero no por ello menos valederas, y es así que les da entidad de amantes a las manos, a los paseos, a los regalos, a los instantes del día, a la estación otoñal, al amor secreto, sea ya para el hombre y la mujer, para la niña o para el menesteroso, que es el traje con que se viste para disfrazar algunas carencias espirituales. Siempre será el amor la guía de su palabra escrita, pero prima la mención al amor de la pareja.
La misma vocación lírica de su primer capítulo, la encontramos en el siguiente: “Poemas dedicados a…” Casi podríamos decir que la tesitura tratada continúa en algunos poemas, aunque aquí surge la plástica literaria, reminiscente quizás de su actividad pictórica, cuando describe paisajes que hacen innecesaria la gráfica para ver lo que Juana nos está diciendo.
Poeta universal, la autora no olvida los paisajes de su España, tanto continental como insular.
A partir del poema a Aminetou Haidar, encontramos el corazón sensible de Juana Castillo que sufre por el otro, que sufre por el mundo, que hace suyo el dolor del que nada tiene, del desterrado, del desvalido. Da lo mismo que el hermano que ha perdido todo se encuentre en uno u otro continente. Es el sufrimiento ajeno al que pone voz nuestra poeta. Ello, a no dudarlo, lo hace con el convencimiento de que no se equiparan cargas, la humanidad dejará de tener un futuro promisorio, y en ello le damos la razón.
Esta parte del libro es un llamado de atención, y su voz se une a muchos otros que claman por el dolor ajeno. No es casualidad que esta última parte se titule “Poemas de dolor y denuncia”.
Cae de suyo que la voz lírica no se apaga, aunque se haya apartado de la temática a que la mayoría de los escritores acostumbran.
Juana no usa el verso para la proclama. Surge de su propio dolor, del dolor de los demás, de una realidad que los responsables no son capaces de ver.
Tenemos en “PERLAS DE LUNA” un gran libro. Tenemos un testimonio poético. Tenemos una muestra de la capacidad literaria de nuestra amiga Juana Castillo Escobar, y lo agradecemos.
  

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